MAESTRO NOSTRABAMUS

SI A LA VIDA, NO A LA MINA
Porque hay que reir para no llorar!

lunes, 8 de diciembre de 2008

¡Son cosas del corazón! Alfonso Bonilla Aragón

Graves historiadores han dado a febrero o noviembre de 1927 como mesesfundacionales del AMÉRICA.Me conmueve tanta precisión. La mayor parte de las fechas del corazónson inciertas. Y AMÉRICA no es una entidad deportiva sino algo que selleva cosido al alma.¿Quién recuerda el día exacto en el que, ante el paso de unaadolescente hermosa, sintió que había dejado de ser niño pues acababade llegar a la adolescencia? ¡Son cosas del corazón!¿Cuál recuerda la fecha en que nuestra madre, al vernos convertidos enhombres, trocó el beso maternal de nuestra infancia por otro quequería decir lo mismo pero que ya no se atrevía a expresarlo? ¡Soncosas del corazón!¿Quién dice el lugar donde se encontraba cuando escuchó por vezprimera aquella vaga tonada que habría de acompañarlo con su cadenciainsistente en los pocos momentos felices, y en los muchos aciagos dela vida? ¡Son cosas del corazón!Quince jóvenes de "El Vallano" quisieron asociarse un día en un clubdeportivo que cifrara su anhelante voluntad de ser. Y así nació elAMÉRICA. Ninguno de ellos pensó que estaba haciendo historia. Por esono llevaron notario. Seguramente me hallaba con ellos pues, aunquemenor, eran de mi barrio y yo anunciaba por esos vericuetos comoestribero de mi hermano mayor.Pero no podría jurar si la criatura que nació vestida de rojo, comorojos son el corazón y la sangre que lo inunda, fue sacada de la pilaen el portón de la casa de Pepe Piedrahíta Castro, quien vivía en lacalle 14 entre carreras 4a. y 5a, límites del barrio de San Pedro,tradicional y señorito con El Vallano, bullanguero y levantisco, o enuna banca de la antigua Plaza de Armas bajo la mirada de Polifemo delsargento Patiño, ordenanza que había sido del general Lucio Velasco.Por eso es más cuerdo que se diga que AMÉRICA nació en 1927. Y que medejen exclamar con el gran poeta español, no el "no sé cómo eras, yosé que fuiste, " sino: no sé cuando naciste, AMÉR1CA, pero sé quevives y vivirás en mi alma, mucho más allá de lo que yo viva. Al fin yal cabo, de tus entrañas soy pedazo.El fútbol traído a Cali por unos jóvenes de El Empedrado, cuyos padresnos habían enviado a estudiar a Londres: Alfonso Giraldo, losLalindes, los Caicedos. Para completar el quórum de los veintidósindispensables, explicaron los misterios del extraño rito a unosmuchachos que habían sido compañeros suyos en Santa Librada o en SanLuis: Gustavo Lotero, los Francos, Caicedos, etc.Así nacieron el Bolívar, el primer AMÉRICA no el mío, los variosCalis, que no fueron la hoy poderosa institución que fundaron hacia1946 el Ché Córdoba, Juan Bellini, Manuel Bonilla, Tenorio y otrosolvidados, con el nombre de Deportivo Cali.Con el arribo de algunos jóvenes europeos, el fútbol tuvo su primeraexpansión. Surgieron los Goetas, los alemanes Mürle, Gerding, Bieter,el ecuatoriano Yagual, los españoles Molinari, Ruiz, Graells, elbrasileño Gari, posteriormente Pepe Lago y el inglés Hardwich... Ytantos otros que se escapan a esta memoria que flaquea con los años ycon la distancia.Pero fueron los primeros Juegos Nacionales de 1928 -los de lossamarios Pimienta, Mier, Wellman, Granados- los que crearon la pasiónmasiva por el fútbol. Aunque ya existían los equipos de barrio como elnuestro.Con el AMÉRICA tuvo mi pueblo su gran pasión deportiva. Como pasiónllena de alegrías, de frustraciones, de angustias, de dolor. Quierorecordar a Pepe Piedrahíta, a Arturo Salazar, al Mochito Perlaza, aDaniel Solarte, a Luis Mercado, a Serafín Fernández, a Luis CarlosOtero, a Benjamín Urrea, el de la maldición de Garabato (que este añodejará su poderío), a Daniel Barona y al primer arquero, Ramón AntonioBonilla Aragón, muerto a los 19 años de edad, cuando la vida sonreía asu apostura, su inteligencia y simpatía. (Como para que preguntenahora por qué el AMÉRICA es una especie de tercer apellido de migente).¿Cómo entró el AMÉRICA tan hondamente en el corazón del pueblo? A pocode su fundación y cuando ya habían ingresado futbolistas que hicieronhistoria, Célimo, Canuto, Guayaquil, Rojas, González, Angarita,Villalobos, nos visitaron los primeros equipos peruanos; el CiclistaLima Asociación y el Chancay nos maravillaron, y los muchachos delAMÉRICA asimilaron sus enseñanzas. Y mi equipo fue el primero enColombia que practicó un juego basado en la habilidad y la técnica yno en los pelotazos, la resistencia, la velocidad, los tiros fuertes ylos golpes más violentos aún. Mi pueblo, que tiene un sentido innatode lo rítmico, los convirtió en sus ídolos.Aún veo las palomitas de Canuto, la maestría de Célimo, las cortadasde Guayaquil. He escuchado en el Pascual Guerrero, cuando un alero noalcanza una pelota, decir: "Esa era como para Dimas".Lo más importante es que AMÉRICA ha representado hasta ahora laambición insatisfecha del pueblo. Así se ha convertido en una especiede amor imposible, tanto más ardiente y leal cuanto más equívoco.AMÉRICA, como Moisés y como el pueblo, alcanzó a ver la TierraPrometida sin llegar a ella. Es el verdadero amor que cantó el poetapor ser sin esperanza. Porque incluso la victoria no satisface a suspartidarios. Apenas los divierte. Sobre todo cuando es lograda sobrelos que, en el juego y en la vida, están acostumbrados a ganar.Soy un hombre que quiere escribir sobre las cosas de su corazón. Comomi madre, como mi tierra, como mi hija. Por eso lo amo con un amor quea veces duele. Y me gusta repetir con el sambista carioca aquello deOh flamengo que me haces llorar.